HISTORIA
En
la época de la Colonia, Fontibón tuvo como función ser un importante punto de
conexión entre el exterior y la capital del Nuevo Reino de Granada, Santa Fe,
hoy quedan tan sólo algunas muestras arquitectónicas y la memoria de quienes
aún recuerdan los días en que Fontibón era un pueblo.
Desde
el Siglo XVI, con la colonización, Fontibón empezó a sufrir una transformación
que hoy se traduce en que es una de los principales zonas de desarrollo
industrial de la capital. Desde entonces empezó a cumplir importantes funciones
en el campo de la economía, ya que era paso obligado para salir y entrar de
Santa Fe por el río Magdalena.
Para cuando llegaron los españoles, este pueblo recibía el nombre de `Hontybón`, que significaba “capitán poderoso”. Sus habitantes muiscas pedían al dios del agua Zie que protegiera sus tierras de las inundaciones frecuentes por la cercanía a los ríos Bogotá y Fucha. Poco a poco, la forma del asentamiento comunal indígena fue cambiando hasta ser sustituida por la hacienda, estructura central española, en la que se realizaban las actividades económicas como agricultura y ganadería.
Para cuando llegaron los españoles, este pueblo recibía el nombre de `Hontybón`, que significaba “capitán poderoso”. Sus habitantes muiscas pedían al dios del agua Zie que protegiera sus tierras de las inundaciones frecuentes por la cercanía a los ríos Bogotá y Fucha. Poco a poco, la forma del asentamiento comunal indígena fue cambiando hasta ser sustituida por la hacienda, estructura central española, en la que se realizaban las actividades económicas como agricultura y ganadería.
En
estas haciendas, trabajaban los indígenas y eran administradas por los
colonizadores. Fontibón pasó a ser reconocido, mediante cédula real, ‘Pueblo de
la Real Corona’.
El
Siglo XX significó para Fontibón un cambio total, pues dejó de ser considerado
un municipio y se convirtió en una parte de la creciente ciudad de Bogotá.
También la historia de esta localidad fue marcada por el desarrollo industrial
que durante el final de la década del 40 ofrecieron los exiliados europeos de
la Segunda Guerra Mundial y la reforma liberal del presidente Alfonso López
Puramejo.
El
producto de estas dos influencias fueron empresas como el Frigorífico Suizo,
las Hilanderías de Fontibón, Levapan, Prodema e Icopulpas. A este avance se
sumó la llegada del ferrocarril, que acortó el trayecto Fontibón-Bogotá y le
dio al municipio una estación propia de tren y la radio.
Sobre
esta zona también se evidenció la violencia bipartidista. Después del “Bogotazo”,
los pueblos cercanos a Bogotá, que aún no habían sido anexados a la ciudad,
empezaron a sufrir migraciones masivas de quienes huían de la violencia de los
departamentos de Santander, Boyacá, Cundinamarca y Tolima. Con el crecimiento
de la población, Fontibón se va acercando cada vez más a Bogotá, hasta que en
1954 fue anexado a la ciudad, dejándose de reconocer como municipio
independiente. Las antiguas haciendas se convierten en barrios, algunos de los
cuales se desarrollan basados en la identidad de la región del país a la que
pertenecen.
Como
las migraciones son continuas, durante las décadas del 70 y el 80, nacen nuevos
barrios y se empiezan a hacer construcciones bajo la figura de la organización
y los conjuntos residenciales. Así nacieron los barrios hoy conocidos como
Ferrocaja, El Cortijo, La Cofradía, Capellanía, y los complejos urbanísticos
que hoy forman las extensas zonas de Modelia y Valparaíso.
A
finales de los 80, en el terreno de reserva más valioso del centro de la
ciudad, se ejecuta un plan residencial que ofreció en ese momento vivienda de
interés social con el cubrimiento de necesidades y espacios de socialización,
que forma hoy Ciudad Salitre, Rincón de Modelia, La Estación y La Esperanza,
estructuras residenciales que van acompañadas de centros comerciales, centros
de salud, redes urbanas de gas, oficinas y centros de recreación. (delgado, s.f.)
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